lunes, 27 de julio de 2009

Gero, Kafka y Yo

Cuando era chica mis fantasías no sólo tenían que ver con historias geniales. Había una parte de esas ideas que tenía que ver con los miedos. Miedo a muchas cosas. Me asustaba muy pero muy frecuentemente y por las noches sufría mucho.

Mi mamá me saludaba, apagaba la luz y yo trataba de conciliar el sueño rápido. Sabía que si no lo hacía, después sería difícil descansar. Sabía que ante el primer pensamiento fantasioso iniciaría una cadena de asociaciones terroríficas que me llevarían a una noche espantosa. Cuando sos chiquito, el miedo no es controlable; la lógica deja de existir.

Cuando experimentaba el miedo, mi cuarto oscuro tomaba una luminosidad difícil de explicar. De golpe veía mis cosas, reconocía los objetos, las sombras tomaban formas y tamaños diferentes a los reales. Cualquier ruido se convertía en estallido y el aire se tornaba espeso. Mi cerebro se inflamaba, los latidos de la sien se multiplicaban, los oídos se tapaban y la temperatura del cuerpo oscilaba en mucho frío o mucho calor. Quedaba paralizada y cuando retornaba a la conciencia elegía no pedirle ayuda a mi mamá por miedo (una vez más) a que se enoje conmigo. Entonces lo soportaba sola.

Estos miedos me acompañaron durante mucho tiempo. Los asocio al pánico que siempre le tuve al abandono, a la pérdida.

Gero, mi hijo, tiene nueve años y una sensibilidad enorme. Ayer vió unas escenas del El Señor de los Anillos y supe que tendría una de esas noches. Vino a nuestro cuarto varias veces. Lo tranquilizamos. Lo abracé muy fuerte y le sequé la transpiración. Esa transpiración me parte el corazón porque es tan cercana. Le dejamos la luz prendida del baño y tanto A. como yo estuvimos alerta. Yo porque sé de qué se trata y A. porque sabe -a través mío- que Gero sufre de verdad.

Esta mañana a la hora del desayuno, estábamos todos en la mesa y entonces charlamos:
C.: Muy mala noche, no?
Gero: (algo avergonzado) Si.
C.: Sabés, Gero a tu edad y durante mucho tiempo me pasaba lo mismo que a vos pero yo no le decía nada a mi mamá. Te quiero decir que cuando a vos te pase y necesites hablar, nos despiertes. Quizás al principio parece que estamos dormidos y molestos porque viste que no está bueno cuando te sacan del sueño; pero si vos sos muy claro y nos decís, “mamá, papá necesito hablar”, te prometo que nos vamos a despertar.
Gero: Está bien. Creo que me hace bien distraerme cuando tengo tanto miedo.
C.: Claro que hace bien. Y también hace bien tomar conciencia de que lo que pensás no es real. Vos qué pensabas ayer?
Gero: Escuchaba las puertas del ascensor y pensaba que era Gollum*. Que venía a casa.
C.: Y, Gero, si Gollum existiera y viniera. Cuál sería tu miedo?
Gero: Que me lastime o se lleve a alguno de ustedes.

Sentí que Gero miraba y reconocía a mi yo pequeño, de su misma edad sentado y acurrucado en el interior de mi pecho. Como el yo adolescente de la Señora Saeki*.
C.: Ese miedo, sin Gollum o ninguna clase de monstruo, es un miedo que todos tenemos. Los más grandes y los más chicos. Porque cuando uno quiere mucho a alguien tiene miedo de perderlo. Y entonces por eso está bueno hablar, sentirse acompañado y saber muy claramente que nos sos el único al que le pasa. De hecho le pasa a todo el mundo.
Gero: Está bien. Te prometo que siempre vamos a hablar de ésto.
C.: Si, siempre.

Hoy terminé “Kafka en la Orilla”, y entre Gero, mi yo niño y las ciento una reflexiones que este libro me dejó se me presentaron preguntas, conclusiones y encrucijadas. Y, aunque no parezca, que todo esto tenga relación con mi peso no dejo de asociarlas. Mi mirada está cambiando tanto, en tantos sentidos que por momentos quedo fuera de foco. Y creo que por un tiempo voy a tener que escribir algunas cosas que no puedo dejar de pensar desde hace días. Para comprenderlas. Para comprenderme. Quizás empiece desde el principio de mi historia.

*Gollum es un personaje de El Señor de los Anillos.
*La señora Saeki es un personaje de Kafka en la Orilla.

15 comentarios:

  1. Qué linda conversación! Es que creo que nada más hace falta eso. Una mano que te agarre la tuya y te saque de la lógica del miedo que es como una espiral. Ah y qué cierto es que cuando vuelve el miedo ataca a tu yo-niño. Te conecta con eso. Tu hijo es un amor. Saludos!

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  2. es hermoso lo que le dijiste. Siempre quise que alguno de mis viejos se diera cuenta de esas cosas, que me dejaran confiar en ellos, o que me hicieran saber que estaban ahí cuando algo me pasara.
    Estoy segura que tu hijo es y va a ser increiblemente feliz. Y es lindísimo que no te olvides de lo que vos pasaste, los grandes siempre se olvidan de esas cosas.
    suerte! :)

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  3. Que buena conversación con tu peque! Estar tan contenido lo va a llevar a ser una persona segura de si misma, vas a ver!

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  4. Q linda mamá =)

    Me dio mucha ternura la charlita.

    Un beso Sra!

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  5. Que bueno que tengan ese nivel de diálogo, la verdad que es buenisimo!!

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  6. Julia, qué lindo que hables con tu hijo de esa manera y que él sienta la confianza para contarte lo que siente. Ojalá siempre sea así, creo que es uno de los mayores logros de ser padres (qué cararrota, si me faltará, jeje).
    Celebro por eso! :D

    PD. Gracias por los datos de literatura japonesa, me voy a poner a investigar y te cuento!

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  7. Una vez temí por mi vida. Medio dormido creí ver a Gollum rondando por mi departamento. Alegría mayúscula al darme cuenta que sólo era mi suegra saliendo de la cocina en una oportunidad que vino a pasar unos día a nuestra casa.

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  8. Paula: mi hijo es lo más y definitivamente son los hijos los que nos retrotraen todo el tiempo a nuestra propia infancia, a esa nena que quedó ahí.
    little tornado, me hacen bien tus palabras. A veces no sé si lo que le digo es lo mejor o lo indicado.
    SOlitaria! qué buen augurio!!
    andreíta y etienne gracias!!!!
    Madie. dale! tenelos cerca o en cuenta. Son libros que en algun momento necesitás leer.
    comentarista! jajajajaja me morí de risa!!! tendremos la misma suegra??? la mía tiene como ese tamaño mini pero una lengua!!! de hecho en el primer post de este blog ella es protagonista!! Casi como Gollum!

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  9. Siempre me voy a acordar una vez que estaba en Mar del Plata, yo era muy chiquita y no sé que estaba soñando pero recuerdo que fuí a despertar a mi mamá para preguntarle si existían los cientificos locos.
    Hoy me resulta comico pero los niños solo tienen una parte de la información que nosotros los adultos vamos conociendo con los años.
    A esa edad esas cosas si existen.

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  10. ay, quien no tuvo esos miedos de chico. y de grande :S. esta muy bien charlarlo y que el no se sienta solo, muchas veces a uno le gustarían esas palabras.
    besos, julia.

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  11. me encanta como le hablan a ese niño. Creo que hablarles claro es la mejor manera, de no crear fantasmas, de tranquilizar.
    Y pienso que sería interesante saber la historia desde el principio.

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  12. mujer moderna; estoy tan de acuerdo con vos. POr eso, esa iocencia me resulta tan tierna pero al mismo tiempo tan vulnerable que me da piel de gallina!
    sweet carolain,los miedos son tan humanos a la edad q sea!
    indignada, sisis creo que vamos a empezar del principio...

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  13. Qué lindo es leer que alguien cita a un personaje y conocerlo, proque evoca a todas las situaciones del personaje y todos los conceptos (lo digo porque leí el libro de Murakami).

    Cuando lei lo que decías de Gero, pensé que parecés más una hermana comprensiva que una madre. Muy bien por vos! Muchos se olvidan de lo que es ser chico y te tratan con desinterés.

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  14. Tal vez sea una costumbre que se fue formando en mi desde hace mucho pero cada vez que escucho algun ruido extraño le doy alguna explicación razonable, cuando estas se agotan solo pienso en que nada pasará. Tienes un niño y lo llevas de la mano muy bien, las palabras son útiles cuando son oportunas.

    Un abrazo,

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