martes, 8 de marzo de 2011

La revolución de los Fines de Semana Largos

Sigo en el ir y venir de cada uno de los tratamientos que elijo. Tratamientos que busco, selecciono y luego cuestiono y, para rematar, cambio/transgredo/reinvento.

Los tres últimos verbos que escribí parecen algo bueno. Simulan algo creativo, actual. Durante estos últimos cinco días, reflexioné mucho acerca de la revolución. Para llegar a algunas pocas conclusiones recordé hechos históricos que hablan de ello; enorme cantidad de libros, de obras de arte, de películas que reflejan un hecho transgresor.

Siempre me catalogaron de rebelde. Y yo me lo creí. Pensé que ese rasgo era real y, probablemente, lo sea positivamente en otros aspectos de mi vida. Sin embargo cuando se trata de respetar un tratamiento esa rebeldía se vuelve negativa. Esa rebeldía termina velando mi imagen . Y, lo peor de todo; lo que arrasó con mi ego (hoy) es que me ví totalmente reaccionaria, antigua, pasada de moda, de derecha cuando intento tratarme. Horrible! Básicamente no me gusta la derecha, no me gusta lo conservador y no me gusta lo estreñido. Sin embargo vi que un aspecto de mi se estaba tornando viejo en el mal sentido de la palabra. Soy como la Margaret Tatcher de los tratamientos para adelgazar.

Sentir estas palabras me hace bien. Y eso es una buena noticia y quizás una sensación esperanzadora. Hay algo que me queda claro. Mi exceso está siempre agazapado, esperando para aprovecharse de lo que le venga bien para sentar su monarquía. Entonces estos fines de semana largos me tienen que encontrar más despierta que nunca, atenta a los raros peinados nuevos, haciendo la revolución de una vez por todas, rebelde (Sin Pascua).