jueves, 29 de octubre de 2009

Light pero con onda!

Yo sé que es importante comer sano y poco cuando uno desea cuidarse pero hay ciertos estereotipos de las dietas que me generan discordia. Me pongo combativa e inicio una guerra contra los planes de alimentación desabridos y sufridos. Después de haber pasado el 80% de mi vida transitando las mil y una dietas, hay cosas que hoy ya no acepto. Y es como un lema. Es como una guerra del estilo Beatles vs Rolling Stones; Mariah Carey vs Whitney Houston; Coca Cola vs Pepsi, Pergolini vsTinelli; Canosa vs Rial. La mía es Julia Q. vs la Comida sin Onda, sin Sabor.

Voy en contra de las viandas congeladas salvo que las haga alguna cocinera o empresa amiga. Ni Dios sabe qué corno hay en ese conglomerado helado de colores verdes y naranjas. Ni hablar de las tartitas preparadas de góndola que directamente son un crimen. Son ellas las que deberían tener el cartel NO TOCAR. Es anormal que todavía haya nutricionistas que sólo den para comer bife con calabaza o media pechuga de pollo con ensalada de lechuga y tomate! Es que no conocen la rúcula, las escarolas, los alcauciles, las chauchas, los tomates secos, los hongos, y podría seguir la vida entera nombrando verduras ricas.

A qué resentido se le ocurrió crear la gelatina!!! Ese experimento de agua con colorante y encima la versión Light con sacarina! Cómo puede ser que el yogurt light siga teniendo gusto a Agarol! Estos temas a veces se vuelven “el tema”.

Hay tantas cosas ricas para hacer y probar! Empezó la primavera! Hoy hizo mucho calor y mis kilos de más quedan totalmente expuestos en mi inconciente. Apuesto a los licuados de todo tipo, las aguas saborizadas, el té, las ensaladas, las carnes cocidas a punto y, sin lugar a dudas, a Pilates por más que me destaque cantando. Pero, por las dudas, el lunes veo a un médico nuevo nutricionista. No sé bien porqué. Quizás porque busque protección, contención, un límite. Quizás porque no esté acostumbrada a hacer ésto sola. O quizás solamente se trate de seguir la línea empezando el lunes. Sí. El lunes es un gran día!! Sigamos empezando (y ésto puede aplicarse a todo).

PD recomiendo, de paso, algunos lugares conocer y después copiar en casa. Pura Vida (por los licuados, jugos y ensaladas); Tea Connection (por las aguas saborizadas, los Té y los wraps) y Freddo (por el helado Light de dulce de leche).

lunes, 19 de octubre de 2009

Ellas y Yo

Hace un mes y medio empecé Pilates. Debo decir que, después de haber pasado por 108 experiencias deportivas, ésta es la primera vez que disfruto de una. A mi manera, claro. Sin embargo, lo que me sorprende es que me siento diametralmente opuesta a mis compañeras. Van algunos ejemplos:

Ellas: Usan calzas negras o grises, bien cuidadas y siempre de marca.
Yo: Tengo un solo jogging. Me queda grande. A mí me encanta la ropa, pero antes de invertir en un equipo de gimnasia en lugar de en un jean o una cartera soy capaz de emular a los japoneses y hacerme el Hara-kiri.

Ellas: Mientras hacen los ejercicios, piden constantemente generando un efecto dominó (pide una, piden todas): “me ponés más peso?”
Yo: A las 7,40 hs. salgo corriendo de mi casa para ser la primera y elegir la camilla más liviana.

Ellas: Se ponen contentas mientras hacen los ejercicios. Sonríen, gritan un “uh” (es agudo y hacia arriba. No confundir con el “uh” de abucheo).
Yo: Me enojo en silencio hasta que no aguanto más, empiezo a quejarme y le digo a la profesora “Basta. Estás loca!”. Se lo digo en serio.

Ellas: Cuentan las secuencias al compás de la profesora.
Yo: No puedo dejar de escuchar la música y armonizar los coros.

Ellas: A la hora del rélax se estiran, exhalan, bostezan, realmente se relajan.
Yo: Me tiento a carcajadas porque para ese momento queda sonando un tema de Enrique Iglesias. Y la verdad es que su voz me causa mucha mucha gracia!

Ellas: Se levantan de la camilla como si nada. Incolumnes, perfectas, tan limpias.
Yo: Además de que me voy en agua, me levanto con los pelos enredados, parados y la cara de una persona que fue perseguida por un agresor durante siete horas seguidas por la avenida Cobos.

Al finalizar la hora, la profesora saluda a una por una.
“Lula mejoraste un montón eh”
“Maru, laburaste un montón de fuerza, bien!”
“Sol, fijate la próxima de animarte a los ejercicios de estiramiento”
“Caro, qué bien cantás!!”

Sí. Como deportista, soy una muy buena cantante!

lunes, 12 de octubre de 2009

La Dieta del Slogan

La primera impresión es lo que cuenta. No tengo dudas. Es un hecho indiscutido de este sistema. Sin embargo, por momentos me confundo y creo que llegar al peso ideal te hace la vida más fácil. Me convenzo de que el peso ideal es creador de dueños. Que si tuviera el cuerpo de Uma Thurman todos dirían "lleguemos a una segunda cita” y que los hombres andarían chismoseando por ahí Julia Q., For Men.

Cuando pienso así empiezo a buscar soluciones mágicas, a creer en los días Osvaldo y a gastar de más para llegar al objetivo en poco tiempo. Me olvido de que hay cosas que el dinero no puede comprar. Pero me acuerdo de que para todo lo demás existe Mastercard y entonces despilfarro posnet al son de qué grande esta tarjeta y qué belleza es tenerte.

Cuando logro registrar. Cuando me concentro en que la pausa son cinco minutos, vuelvo a mí. Trato de repetirme “lo que importa es lo de adentro”. Me digo “la imagen no es nada, la sed es todo"; así que para bajar de peso es importantísimo que tomes tres litros de agua por día". Pienso en que no todo es el Calce Profundo. Que hay otras cosas como la frescura femenina y el sabor del encuentro.

También es verdad que desear es inevitable. Aunque también es verdad que no todos los deseos son necesidades. Una cosa es necesitar un peso saludable y otra es necesitar el cuerpo de Tyra Banks. Claramente una de esas afirmaciones no representan a una necesidad. Las cosas como son! Que cuando se apaga la luz se enciende (se tiene que encender) la coherencia.

Me pongo a leer el manual de Cormillot. Es poderoso el chiquitin! Y sí, tranquila de a poco llegaré a la meta (aunque seguramente después no me va a alcanzar. Coincidirás conmigo en que a veces esa eterna insatisfacción le dá sabor a tu vida).

Hoy lunes –como me caracteriza-, prometo Dieta y Pilates toda la semana. Me faltan siete kilos y aunque no pretendo bajarlos en 20 minutos, es importante que me concentre. Así que a vos muchacha/muchacho que estás preocupada/o por la llegada de las musculosas, vestiditos, y ropa liviana te digo, me digo: JUST DO IT.

sábado, 10 de octubre de 2009

Niña Interior

Alguien dijo y me inspiró: "Todos los niños son marcianos. Viajan de un planeta desconocido a éste que es totalmente nuevo para ellos". Nunca lo pensé de ese modo y al escucharlo no pude evitar pensar en mis hijos; en su crecimiento, en cómo les costó todo... digo, lo básico. Sentarse, gatear, caminar, hablar, comer solos. Nunca había valorado objetivamente todo ese aprendizaje.

Luego pensé en mi niñez y a partir de ahora vuelvo a ese momento y mi niña pasa a expresarse en primera persona. Me doy cuenta de que los chicos nos adaptamos a cualquier situación que los adultos nos impongan. Las consecuencias las notamos más tarde, con los años, con la llegada de cierta madurez que nunca tiene edad. Conozco gente de 50 que parece no haberse dado cuenta de nada.

Hasta los 6 0 7 años todo me parecía incuestionable, todo era nuevo para mí y lo único que yo quería era encajar en este planeta. Así que lo que mis padres me mostraban era lo cierto, lo que tenía que aprender, lo normal. Hubo dos pilares iniciales que me ayudaron a entender de un modo individual la vida; la escuela y las historias.

El colegio era para mí un refugio incomparable. Ese lugar me parecía tan correcto. Allí podía aprehender todo sobre este nuevo planeta. No sólo por la institución, sino más aún por las historias de mis pares, sus vidas, sus familias. Todos éramos nuevos en este universo y juntos notamos que no todo lo que nos exigían u obligaban a vivir en nuestras casas era lo “normal”. La escuela y sobre todo mis amigos, mis coterráneos me ayudaron a entender qué era lo que estaba mal en mi pequeña existencia.

Para evadirme de todo aquello que no podía cambiar (no mientras fuera tan pero tan novata en la Tierra) creé un mundo paralelo en el que sobraban fantasías, cuentos, historias maravillosas, amores y éxitos de película mezclados con una pizca de sapiencia (resabio de mi planeta anterior seguramente). Me adapté a la soledad que me ofrecían generando un universo cargado de gente, sueños, proyectos reales y ficticios. Durante años, mi vida se desarrolló en un diálogo constante con muchísimas personas inexistentes, para los otros claro.

Y aparece nuevamente mi dualidad. Lo violento y lo dulce. La madurez temprana y mi mundo de ensueños. La soledad y el valor inmenso a los que decidían llegar a mi vida. La cruda realidad y esos minutos tan pero tan felices de una niñez imperfecta. También entiendo que llegar a un nuevo planeta no es sencillo para nadie y que para los padres (me incluyo) nunca es fácil recibir criaturitas de otros mundos y cargar con la responsabilidad de transformalas en buenas personas, inteligentes, exitosas, felices y socialmente aceptadas (porque esos son los 2 o3 preceptos que andan pululando continuamente en nuestros inconcientes). El legado por más buenas intenciones que existan, tiene que ser complicado. Y no me quejo. De hecho lo agradezco.

De aquellos tiempos sobreviven mis fantasías que obviamente muchas veces me confunden, se disfrazan de necesidades y exigencias. Todavía creo en hadas, en los romances para toda la vida, en los cambios milagrosos sobre situaciones complejas y cotidianas. Aún me emociono demasiado y me sorprendo varias veces al día. Luego despierto, recuerdo que desaprobé algunas materias para ser un ciudadano normal de la Tierra y me obligo aunque sea por un ratito a ser realista. Me dura poco para ser sincera. Creo que nunca voy a poder deshacerme de mi parte infantil, de mi niña interior. Por ende no sé si lograré alguna vez encajar completamente en este planeta porque definitivamente todos los niños somos marcianos*.

*ví una peli que se llama “Martian Child” o “El niño Marciano”. La película no es excelente pero percibe la infancia con una sensibilidad que me conmovió tanto. Quizás por identificación. Aunque creo que todos los niños (los que lo son y los que lo recuerdan) se verán un poquito reflejados.